La piel del rostro tiene características diferentes que la del resto de nuestro cuerpo, por ello, aunque existen en el mercado cremas que funcionan para ambas cosas, siempre es mejor elegir una específica que se adapte a nuestro tipo de piel. No podemos olvidar que el rostro es la zona que tenemos siempre más expuesta al sol. Y no solo en verano, durante todo el año es importante aplicar protección.
La continuidad de esta rutina se verá reflejada en nuestra piel, retrasando el envejecimiento prematuro de la misma, evitando manchas indeseadas y a nuestro peor enemigo, el cáncer de piel.
Para comenzar a estudiar qué tipo de factor solar nos conviene más, es necesario saber que existen dos tipos de filtros o barrera: los filtros químicos y los filtros físicos.
También es importante saber que la numeración que acompaña a este tipo de producto va directamente ligada al tiempo de exposición y no a la calidad de protección. Siendo así, la efectividad de un SPF15 durará mucho menos tiempo que la de un SPF50, teniendo que reaplicar el primero con mucha más frecuencia. Cada fabricante debe especificar en cada producto qué duración efectiva en minutos u horas tiene su numeración.
Estas dos características antes descritas también son aplicables a las cremas solares corporales, con lo que tener esta información, te resultará útil para elegir también tu protector solar corporal.
PROTECTORES SOLARES CON FILTROS QUÍMICOS:
Los filtros químicos son los más conocidos hasta el momento y de los que podemos encontrar una mayor variedad.
Como la propia palabra indica están formulados a partir de compuestos químicos. Actúan absorbiendo los rayos solares transformándolos en energía no perjudicial, con lo que deberemos aplicarlos siempre antes de la exposición solar, ya que la piel debe de absorberlos antes de la misma (cada laboratorio especificará los minutos).
Un punto a favor de este tipo de filtro, es que son mucho más ligeros, fluidos y cómodos de aplicar. En contra, es que los compuestos químicos pueden alterar nuestra barrera cutánea, produciendo así irritación en las pieles sensibles. También este tipo de filtros se quedan en el agua y tienen un impacto muy negativo en nuestro ecosistema marino.